El juego
es por excelencia el lenguaje de la infancia,
es una actividad básica e indispensable para el desarrollo. A través del juego
a los niñ@s se les abre todo un mundo de experiencias y sensaciones nuevas, exploran
el medio, interaccionan
con el adulto y perciben
otros aspectos sensoriales que le pueden ayudar a desarrollar el
sentido del oído y la modulación de la voz.
A través del juego los niños se comunican,
expresan sus
ideas, deseos, emociones, exteriorizan pensamientos, descargan impulsos y satisfacen
fantasías.
Desde sus primeros días, el niño
intenta descubrir el sentido del mundo real. Tanto si este proceso se basa en
la exploración y la imitación como si se basa en la fantasía y la imaginación,
todo es APRENDIZAJE.
El juego del niño pequeño
consiste en experimentar todos sus sentidos y movimientos del cuerpo, para
después realizar una exploración de su mundo imaginativo y de fantasía. Debemos
de ser conscientes de que con sus exploraciones y juegos se fomenta el
desarrollo intelectual sin que tenga que hacer ningún esfuerzo consciente.
El juego que ayuda a desarrollar
la habilidad cognitiva es más productivo en términos de aprendizaje. La fantasía en el juego aporta muchos beneficios, tales como
una mayor concentración, mejor desarrollo del lenguaje y, lo que es más
importante, una capacidad superior para superar problemas.
Es muy importante que aceptemos y
estimulemos la fantasía y la imaginación del niño puesto que éstas constituyen
su herencia natural y actualmente sabemos que, privándole de ellas, no sólo se
daña su aspecto emocional sino que toda su capacidad de aprendizaje puede
deteriorarse para siempre. Si se le obliga demasiado pronto a pensar de modo
abstracto, en lugar de dejar fluir su imaginación o su fantasía para seguir su
propia forma de trabajar, es posible que pierda el interés por el aprendizaje
formal.
La mayoría de los padres conocen
mucho mejor las necesidades de sus hijos que cualquier otra persona, pero les
bombardean constantemente con mensajes y presiones sobre cómo acelerar su progreso.
A veces se tiene la sensación, de que estamos involucrados en una
carrera, resulta difícil saber qué es lo mejor para él. No debemos caer
en la trampa de creer que tiene que aprender lo antes lo más rápidamente
posible.
Comprender
el mundo a través del juego
Durante los primeros dos años
posiblemente no nos parezca tan obvio que el niño esté desarrollando su
potencial intelectual en su entusiasmo incansable por el juego. Su mundo
imaginario también es su mundo real y por eso es importante alimentarlo. Más
tarde cuando cumple cuatro o cinco años, le podemos introducir en juegos
humorísticos y en juegos que introducen los conceptos de tiempo y espacio.
Juego y lenguaje
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