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domingo, 26 de junio de 2011

Miedo, Sobreprotección y Autoestima.

El verano ya está aquí. Los niños han empezado las vacaciones y con ellas el cese de muchas de las actividades que realizan durante la época escolar, las vacaciones además de ser una oportunidad excelente para disfrutar y pasar tiempo en familia, también son un momento perfecto para ayudar a los niños a ser independientes. 
Muchos padres se sienten avergonzados al reconocer que sienten verdadero pánico ante situaciones en las que sus hijos se exponen a realizar actividades sin su presencia, como por ejemplo el hecho de dejarles ir de colonias, de excursión o simplemente un baño en la piscina. 
Cierta dosis de temor no tiene por qué ser negativa. Es más, entran dentro de la normalidad siempre y cuando el miedo no se convierta en obsesión. Si esto llega a suceder, además de generar sufrimiento, impide un correcto desarrollo de la autonomía del niño y, por lo  tanto, de la futura independencia. Pero también es cierto que, ciertas dosis de miedo, que podriamos llamar sentido común, son necesarias por qué protegen a los niños, ya que, además de abvertirles del peligro, les trasmiten el concepto de riesgo.
Los padres deben de tener en cuenta la edad de los niños, para valorar que actividades pueden realizar y las que no, es evidente que un niño de tres años de edad no puede hacer las mismas cosas que uno de diez. Por eso, el secreto está en ofrecerles los medios necesarios para que puedan tener independencia, pero siempre partiendo de la seguridad. Para aumentar la confianza de los niños hay que capacitarlos, darles autonomía y mostrar confianza en sus posibilidades. Por ejemplo enseñarles a nadar para que después puedan ir de manera autónoma a la piscina.
En cualquier caso, e independientemente de la edad, un execeso de protección siempre resulta negativo y puede afectar a la autoestima del menor, ya que al sobreproteger le trasmitimos un mensaje de que "solo no es capaz", lo que provocará que se muestre más inseguro, más ansioso y con menos autoestima. Incluso en niños muy pequeños, el estado de ansiedad de los padres se trasmite no sólo por la conducta verbal, sino también por la no verbal como los gestos o las miradas.
El miedo es a veces racional y otras desmesurado. Muchos padres tienen demasiado miedo y sobreprotegen a sus hijos impidiendo su correcto desarrollo y maduración. Pero los niños saben bién lo que pueden y no pueden hacer. El estado de ansiedad de seguridad o de temor de un niño, es determinado, en gran medida, por la capacidad de respuesta de los padres.
Permitir que los niños hagan cosas por sí mismos, aumentando el grado de dificultat según van creciendo y animándoles a tengan confianza en ellos mismos y en sus posibilidades, es una actitud que favorecesu buena autoestima y, por tanto potencia su capacidad de decisión.
En algunos casos, durante las vacaciones, los adultos pretenden compensar el tiempo que no han pasado con sus hijos el resto del año. Pero las necesidades de unos y de otros no siempre coinciden, sobre todo cuando los hijos son adolescentes. También por este motivo, y porque ahora hay más horas para compartir en familia, es frecuente que surjan algunos conflictos.

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