Pocas medicinas son tan efectivas como unas buenas carcajadas: no tienen contraindicaciones, ni efectos secundarios, ni están limitadas a 3 tomas diarias.
Durante décadas se ha estudiado el poder terapéutico de esta habilidad humana, que es innata pero que debe practicarse para alcanzar su máximo potencial.
El hecho de que un niño sea más o menos risueño no depende tanto de sus genes como de la educación (optimista) que ha recibido durante los primeros años de vida. Es muy importante que enseñemos a los niños a desarrollar un sano sentido del humor, que le hará crecer fuerte y contento y que le servirá de legado para afrontar la vida de una manera más positiva cuando sea adulto.
Si nos encontramos bien, reímos y en muchas ocasiones sólo con reír nos encontramos todavía mejor, y esto también les ocurre a los niños.
La risa activa mecanismos que mejoran la salud del niño, a nivel físico favorece la oxigenación, sirve de masaje, fortalece el sistema inmunológico, purifica, previene de enfermedades cardiacas y alivia el estreñimiento.
A nivel Psicológico reír también tiene muchos beneficios. La risa es un buen relajante natural, si un niño es nervioso o le cuesta dormirse, es interesante jugar con él a algo que le haga reír una hora antes de acostarse (si lo hacemos más tarde corremos el riesgo de sobrexcitarlo). Varios estudios aseguran que eso reduce en el niño el nivel de las hormonas del estrés: cortisol y adrenalina. Al tiempo que reduce las hormonas del estrés, aumenta neurotransmisores como la serotonina y la betaendorfina. La primera influye en el estado de ánimo y la segunda actúa como un analgésico natural.
Por otro lado, fomentar el buen humor también es importante para que el niño se sienta bien con su entorno: ayuda a crear relaciones afectivas estables y fomenta la inteligencia y aumenta la autoestima, un niño con una actitud positiva aprende a no tomarse las cosas con demasiada seriedad.
El humor ayuda a reducir los sentimientos de enfado y frustración, lo que a su vez potencia la formación de un carácter amable y poco conflictivo.
Incentivar el buen sentido del humor en los niños empieza con la propia actitud de los padres, a parte reír con los niños reforzará nuestros lazos afectivos y es también de suma importancia enseñarle que todo tiene sus límites y que hay situaciones en las que no es apropiado reírse.
Para concluir nada más decir que sonreír ayuda a encontrar la esperanza en momentos difíciles, distensiona ambientes poco amigables y facilita el acercamiento entre las personas y es muy importante aceptar que cada persona tiene su particular sentido del humor, lo importante es tratar de encontrarlo, incentivarlo y compartirlo y entender que más allá de un juego, la risa y el buen humor pueden proteger a los niños y hacerlos más felices ahora y en el futuro.
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